Siempre he sido abundante, hasta cuando no tenía dinero para comprar comida. Vivo en el mismo mundo que tú, “aplastada” por las mismas normas sociales y energías tóxicas que tú y, en medio de este caos de temores, juicios y envidias nacidos de la inconsciencia más extrema, he logrado encontrar mi sitio en esa grieta esquiva que mantiene a salvo mi conexión con la auténtica vida, esa que, tras finos velos, alumbra la consciencia y derrumba los muros con los que mi ego podría estorbar a la abundancia y a la serenidad a la que todos tenemos derecho.
Leer más