A nuestro ego le puede dar mucha vergüenza reconocer que todos tenemos un precio, pero solo cuando descubres cuál es el tuyo puedes comenzar a decir “no”.
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A nuestro ego le puede dar mucha vergüenza reconocer que todos tenemos un precio, pero solo cuando descubres cuál es el tuyo puedes comenzar a decir “no”.
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Todo lo que existe en este mundo tiene una parte luminosa y una parte sombría y el camino de la consciencia y el crecimiento personal no son una excepción.
Si buscaras opiniones sobre los cursos de crecimiento personal y sobre los distintos caminos que te pueden ayudar a evolucionar y a aumentar tu consciencia, encontrarías una diversidad de pareceres bastante contrapuestos. Estas percepciones individuales que pueden ensalzar o desacreditar de forma rotunda el mundo del autoconocimiento y la autoayuda suelen estar basadas en experiencias individuales y sobre todo en creencias que sostienen el ego de cada cual.
Personalmente no pretendo defender lo que para mí es un compromiso vital, solo quiero aportar algunas consideraciones que cualquier persona que quiera iniciarse en el crecimiento personal debería tener en cuenta si no quiere terminar cayendo en las redes de falsos gurús para salir huyendo de este maravilloso camino más herido de lo que había llegado. Porque, ciertamente, el mundo del crecimiento personal no está exento de intrusos que prometen falsas panaceas y personas que no sienten vergüenza de aprovecharse del sufrimiento y la desesperación ajena. Por eso me permito compartirte cuatro elementos que debes tener en cuenta si quieres iniciarte en este maravilloso mundo del autoconocimiento y la consciencia.
Por desgracia, la mayoría de las personas no comienzan la travesía de la autoayuda y el crecimiento personal cuando se encuentran medianamente bien. La mayoría se rompe y vive algún tipo de crisis personal que les muestra su nivel de desubicación de forma cruenta antes de plantearse que la vida y ellos mismos pueden o deben ser de otra manera. Esto implica que cuando llegan a su primer curso de crecimiento personal suelen llegar rotos y en muchas ocasiones desesperados. Y la desesperación nunca es buena consejera, desde la desesperación perdemos nuestro centro y también el sentido común; desde la desesperación queremos creer hasta en lo que no resulta creíble. Y desde ese estado de fragilidad se hacen apuestas por lo que parece rápido, aunque sea poco fiable, y se pierde de vista que cualquier herida (sea física o no) necesita tiempo y unos cuidados determinados para su sanación.
Si estás roto ten paciencia, trátate con ternura y no confíes en aquellas opciones que te roban tu poder personal y te prometen milagros rápidos y baratos.
Es cierto que para curar tu dolor necesitas crecer y descubrirte, no podrás sanar manteniendo el mismo nivel de consciencia en el que fuiste herido, y esto está en tus manos por mucho que tu sufrimiento y tu desesperación busque una sanación rápida que venga de fuera. Por eso es esencial que no cedas tu poder, que no te dejes caer en las redes de aquellos mercaderes que te ofrecen milagros, ni de aquellos farsantes que te cuentan que van a hacerlo por ti.
Desde que nacemos nos educan en una cesión de poder continua, primero nuestra vida depende de nuestros padres, después llegamos a creer que nuestro bienestar depende de nuestra pareja, los políticos, nuestra economía, dios… y así, colocando nuestro poder en entidades externas, no llegamos a ser conscientes de que toda transformación y todo milagro comienza y termina en nosotros mismos.
Por temor a hacerlo mal mucha gente prefiere que otros decidan por ellos, sin darse cuenta, por un lado, que de esa manera su autoestima está supeditada a las opiniones ajenas y, por otro, que así jamás se responsabilizan de sus vidas y, como veremos en el siguiente punto, sin responsabilidad no se abren las puertas de la felicidad.
La responsabilidad implica valor y otorga libertad. Lo opuesto a la responsabilidad que es la cesión de nuestro poder, implica una mente víctima que se entretiene en juzgar y culpar sin llegar nunca a sentir serenidad ni gozo.
Un auténtico maestro: nunca tomaría tu poder (bastante tiene con hacerse cargo del suyo); no busca seguidores sino personas que crezcan y descubran su propio camino; no se hace cargo de ti y de tus heridas y necesidades porque si lo hiciera te estaría diciendo que eres incapaz y un maestro sabe que todos somos capaces y que la vida nunca nos pone una prueba para la que no estamos preparados. Por eso te incitará a que te descubras, a que te responsabilices de tus circunstancias y tus estados por mucho que esta nueva realidad te pueda incomodar, porque solo podrás mantener en el tiempo aquello que logres por ti mismo, por la integración de tu experiencia directa.
Aunque el camino de la consciencia es infinito, los neófitos se adentran en él buscando resultados muy concretos. Ese apego al resultado es lo que, muchas veces, impiden que sean conscientes de sus avances, pues no coincide con el que su ego busca. Además, ese mismo apego genera una resistencia que puede agravar aquello que pretendían cambiar. Para no caer en esta trampa es necesario un desarrollo en la aceptación y la fluidez que te ayudan a recordar que recibes lo que emites y que descubrirlo (y no empeñarte en juzgarlo o en cambiarlo) es perfecto.
Por otra parte, al igual que sucedería si decidieras aprender artes marciales, no basta con hacer un taller de fin de semana. Si de verdad quieres desarrollarte en el crecimiento personal y el autoconocimiento, deberás adquirir un compromiso de por vida, que te llevará a profundizar y a observar tu existencia con una mirada nueva.
Estos cuatro puntos son solo pinceladas de los escollos que te encontrarás si decides comenzar tu andadura de autodescubrimiento, confío en que te sirvan para procurar no usar el mundo del crecimiento personal como una nueva excusa para hacerte daño o frustrarte.
Más allá de lo dicho, es evidente que cada persona, dependiendo de su momento vital, se sentirá atraído por aquel tipo de información que resuene con su proceso evolutivo, con aquello que por incómodo que resulte, le corresponda experimentar y aprender, y para hacerlo de la forma más adecuada es vital mantener una mente abierta junto al sentido común y la propia responsabilidad.
Recuerda que tienes a tu disposición mis cursos de crecimiento personal online y también mis cursos presenciales y retiros.
Si necesitas tener más información acerca de mis talleres y cursos online, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.