«Quién comprende todo, perdona todo».
Mantenernos en el rencor o en la ausencia de perdón es una manifestación de nuestra ignorancia y como tal solo va a generarnos sufrimiento.
Cambiar nuestra mirada y darnos cuenta de que todo tiene un para qué y que ese para qué, por muy incomprensible que nos resulte, está enfocado en procurarnos un avance en nuestra consciencia y en nuestra evolución, puede ayudarnos a liberarnos y a liberar.
No perdonar el pasado impide la fluidez del presente y amenaza con la destrucción del futuro.