Tanto la empatía como la compasión son dos conceptos muy mal comprendidos y muy contaminados. Por desgracia son dos actitudes menos habituales de lo que deberían. Gracias a ellas, de maneras diferentes podemos comprender al otro, juzgar menos y aumentar nuestra humildad. Pero como pasa con casi todas las cosas sanas, debemos aprender a manifestarlas y para ello debemos silenciar a nuestro ego y nuestra necesidad de tener el control y la razón